13-14-15 de noviembre de 2025
Esta comunicación gráfica tiene como objetivos poner en relieve la labor del Médico de Familia rural a través de escenas de la práctica diaria, así como enfatizar el importante papel que desempeña dentro de la comunidad como dinamizador social y catalizador de cambios.
A través de 8 viñetas, se acompaña a una joven Médico de Familia rural en un viaje de crecimiento profesional y personal: desde su desembarco en el pueblo, afrontamiento de obstáculos, trabajo en equipo, atención a pacientes complejos, formación de vínculos con las instituciones locales, puesta en marcha de iniciativas de salud comunitaria (talleres de fragilidad, arteterapia intergeneracional, nuevas tecnologías y programas de prescripción de actividad física y ejercicio físico); hasta finalmente su fusión con la comunidad y generación de cambios.
En un contexto social cada vez más impersonal y acelerado, donde lo inmediato tiende a imponerse, el ejercicio de la Medicina de Familia en el medio rural aun guarda la esencia de lo genuino: la interpretación de gestos, palabras y costumbres a menudo nos aporta mucha más información que los datos numéricos objetivos.
La empatía, accesibilidad, longitudinalidad, versatilidad y promoción de la salud son rasgos distintivos que prevalecen sobre desafíos como la dispersión geográfica, los recursos limitados y el constante manejo de la incertidumbre.
La Medicina de Familia rural se erige como una opción atractiva y humana para todo aquel al que le gusten los retos y el estrecho trabajo con la comunidad: requiere una formación continua, facilita la creación de lazos sólidos y la construcción de espacios de convivencia acogedores, la lucha contra la soledad, el acceso a las nuevas tecnologías y el refuerzo del vínculo intergeneracional.